La calidad y cantidad de luz que reciben las plantas es fundamental para sus procesos metabólicos (fotosíntesis y fotomorfogénesis).

Es importante procurar que a través de la cubierta se transmita al interior del invernadero la máxima radiación fotosintéticamente activa.

Para ello, el invernadero debe ser amplio, con pocos obstáculos que produzcan sombras a los cultivos y un punto muy importante a considerar es la inclinación de su cubierta. Ésta es la responsable de la mayor o menor entrada de radiación en el interior del invernadero, es decir la que sería absorbida por las plantas.

Las pendientes en cubierta de nuestras estructuras, permiten una óptima trasmisión de radiación solar al interior y por tanto a los cultivos.